Entre el crayón y la pared
Entre la espada y la pared
En una tarde soleada, una niña de 2 años y medio experimentaba la vida sin mucho cuestionamiento. Con una familia que la había deseado a mas no poder. Siendo la segunda y ultima hija, desarrollo a su corta edad una personalidad alegre y algo traviesa... Nadie desconfiaba de ella, total su ternura ocultaba cualquier travesura. Así es como esta pequeña niña comenzó a encontrar satisfacción en maldades gradualmente desarrolladas. Cada vez que lograba hacer alguna travesura sin que la descubran o la culpen, su deseo por agravar sus actos crecían, y esas travesuras se convirtieron en maldades.
Todo comenzó en esa tarde soleada. Su hermana mayor estaba en la escuela, su padre trabajaba y era su madre quien la cuidaba. Al sentirse sola y no siendo observada diviso en su cercanía el carro que postraba todos sus pañales. Gateando llego hasta el carro y agarrándose logra llegar hasta los pañales, toma uno y lo revoleo por dentras de su espalda, sintiendo un nivel de satisfacción que le causaba diversión. Sin concientizar las consecuencias, logro vaciar el carro, como si hubiera estado en modo automático sin pensar en su finalización. Al darse vuelta, vio la gran montañas de pañales, ahí es donde vio el riesgo de su travesura. Su instinto le aconsejo alejarse y escapar lo mas lejos posible, se dirigió hacia el patio para interactuar con su niñera, la cual no sospechaba nada hasta el momento...
Al rededor de 10 minutos transcurridos escucha un grito que llevaba su nombre proveniente de su habitación. Acto seguido llega su madre la cual, con tono cálido y enternecida le explica que lo que había hecho no era lo correcto. Así es como la niña que esperaba un reto mas duro, planeo la próxima maldad.
Para el día siguiente estaba programada la visita de la ahijada de su madre por la tarde. Esta bebe por alguna razón detestaba la prima postiza, por eso la pensó como su futura victima.
Belén llego a eso de las 15hs. La bebe estaba entretenida dibujando con sus crayones unas formas abstractas que en un museo de arte podrían pasar tranquilamente desapercibidas. Su prima se emociono por la actividad y forzosamente la incluyo, le presto obligada por su madre los crayones y se pusieron a crear. Como su prima era 3 años mas grandes, su madre considero beneficioso dejarlas solas dibujando mientras ella adelantaba con sus tareas. Ahí es cuando la bebe agarra un crayón color rojo sangre, contrastada con la pared blanca, pulcra. Le propuso transferir el material de dibujo a la pared, a lo que Belén se rehusó sabiendo que era algo prohibido, al menos en su casa. La bebe la mira con una expresión de aburrimiento y trazo una gran linea roja y curva en la pared, en su imaginación estaba replicando a las montañas de la vacaciones de verano que había visto con su familia. Belén queda compenetrada, sentía temor por esta bebe maléfica, experimentando inquietud por estar involucrada en el delito ajeno. Así es como considero necesario ser testigo, para que no sospechen de ella, corre hacia su madrina, angustiada le conto con lujo de detalles lo ocurrido. Se toman de la mano y se dirigen juntas hasta donde se encontraban las montañas techadas. Pega un grito seco preguntando quien hizo eso. El culpable no era obvio ya que la bebe estaba medianamente lejos de la pared, (donde la había dejado por ultima vez) desarrollando una obra de arte que parecía haber llevado horas como para haberse tomado el tiempo de ir hasta la pared. La bebe ante esta pregunta señalo directamente a su prima. A lo que el juez divisa el espacio de dibujo de la testigo, donde ve el crayón rojo.
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